Él ya no me ve cuando me mira

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( photo credit: dollen via photopin cc )
Hoy nos hemos tropezado por el pasillo sin rozarnos ni vernos. Nuestra piel no se ha erizado. No se ha estremecido ni temblado. Y nuevamente has desviado la mirada. Yo hacia la cocina. Tú hacia el salón. Como un paso a nivel apenas señalizado. Donde de nuevo la maquinaria pesada repleta de hastío arrasa cualquier punto de encuentro. Será la inercia, me digo…. no como antes. Cuando pasabas largos minutos descansando sobre el quicio de la puerta mientras yo me peinaba en el baño. Y buscabas mi mirada sobre la tuya en el espejo. Y yo me volvía a despeinar, fingiendo una rebeldía en los cabellos que jamás tuve. Para acicalarme de nuevo y seguir disfrutando de tus ojos. De tu atención sin apremio. Cuando los niños no lloraban. Cuando todo eran bocetos de los sueños. Cuando no había que volar hacia las mil y una obligaciones creadas. Cuando no importaba la suciedad en la cocina, ni debajo de la cama. Sino tan sólo protegernos de la mugre en la mirada.
Ya nunca me regalas flores. Ni palabras.

No sé cuándo comenzaste a mirar a otras de soslayo. Quizás cuando perdí la figura tras la crianza. O cuando relajé y descuidé mi conquista. Y dejé de sorprenderte con fiestas de cumpleaños no correspondidas….. ya apenas aprovechas para rozarme y confundir nuestros sueños mientras dormimos. O será que no soñamos el mismo anhelo. ¿Cuándo dejaste de verme para mirar a otras? ¿Fue quizás mientras paseábamos? Como aquel atardecer por la ribera del Guadalquivir. ¿Qué te pasa?, me implorabas. Y el temblor no me permitía articular palabra alguna. No porque te deleitaras en ellas, sino porque no te recreabas con la mía. Y mientras la costra anidaba en tus ojos, una corteza engrosaba mi habla. Con la boca pastosa de tanta distancia. ¿Qué te pasa?, me preguntabas siempre desde la ausencia.

Creo que han pasado varios años desde aquel paseo. Y ya no hay llantos en las habitaciones. Ni pañales. Ni demandas más allá de las nuestras. Ni sueños interrumpidos. Por eso hace unos meses me ví obligada a recurrir a las mentiras. Y comencé primero con el maquillaje….. pero tampoco fue suficiente. Así que luego vinieron los espectaculares sujetadores push-up, los tacones de aguja, las irritantes medias de liga.

Cuando hoy nos hemos encontrado de nuevo en el pasillo, me has mirado impasible. ¿Quieres que hagamos algo? ¿Un paseo por el río?

Y ha sido cuando la mugre de tus ojos ha pasado de golpe a mi garganta. Y ya no me queda grito, susurro o palabra que escupir. Tan sólo desamparo. Por eso he volado hacia el baño. Lentamente, me he desecho del rímel corrido, del carmín y sus matices. Me he bajado de los tacones de aguja, rotas las medias como acababan antaño. Y entonces he visto tu cabeza descansando sobre el quicio de la puerta…. ¿Desde cuándo no me ves cuando me miras?

Me he encontrado con tus ojos sobre el espejo. Y por un instante, he sentido el vértigo de la remontada tras tanta caída. Y me han entrado ganas de desafiarte de nuevo con estos tacones y vestirme para la guerra.Y he buscado tus ojos para contártelo. Tú aún inmóvil sobre la moldura desgastada de otros tiempos.

Y he pensado, esta pared va necesitando una manita de pintura.

@XeniaGD

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11 comentarios

  1. Valla Xenia,sorprendida de tu agudeza y sensibilidad de nuevo.
    El tema es universal,por eso me gusta,quien no ha vivido esa experiencia de transformación?.Pues todos,así que hoy nos traes un cachito de la memoria para que la absorbamos y nos reconozcamos,sin rencor y con un dolor que nos es cercano .
    Gracias querida por tu aportación ante tanta deshumanizacion

    • Muchas gracias, Gloria 🙂 Hay temas universales y atemporales. Muy en el fondo, todos nos parecemos. Si mirásemos un poquito más hacia dentro sería más fácil entendernos con el mundo que nos rodea.

      Un beso.

  2. Me encanto el artículo , plasma muy bien lo que sentimos las mujeres , esta lleno de emoción , verdad , sinceridad y por que no decirlo .. De esperanza .. Para volver a creer … Felicitaciones y gracias

    • Gracias, Susana, por saltarte las fronteras de Twitter y pasarte por este rinconcito. Tienes razón. Yo también me quedo con la esperanza. Y con las segundas oportunidades que te ofrece la vida. Te dejo un trocito de la mía, por si no la leíste: Sueños de navidad

      Un abrazo.

      • Gracias…esperanza es lo que necesito en este momento, quiero volver a creer en las personas, volver a reencontrarme con el amor….aunque creo en mirar a los ojos
        gracias
        susy

  3. ¡¡Ufff!!! como expresas un sentimiento tan, desgraciadamente, común. Pero NUNCA hay que subestimarse y para que los demás te valoren tienes que empezar a valorarte y a quererte a ti misma. Yo, al menos, lo intento todos los días. Como siempre ¡Felicidades! Un besito

    • Cierto. Imposible querer si una no comienza por sí misma.

      Muchas gracias por el comentario. Ya te pongo cara 🙂

      Besitos.

  4. No te has planteado escribir un libro?
    Si tienes alguno publicado, por favor pasame el titulo.

    Tienes el don de hasta los que no somos muy lectores
    (en mi caso la prensa) como es mi caso, me encanta leerte.

    Ya te dije que no es el brillo de tus palabras,
    Es el brillo de tu sensibilidad.

    Saludos de pedro, el compi de tu madre.

    • Escribir un libro es uno de esos sueños que tengo para cuando la edad me haga padecer de insomnio 😉 Escribí de adolescente alguna cosa, que se desvaneció luego por las ganas de vivir y experimentar. Quizás para después un día poder contarlas.

      Gracias de corazón por tus palabras. Comentarios así son los que me animan a continuar contando historias y a recuperar a esa niña que dejé en el camino.

      Un abrazo.

  5. Buen relato Xenia. ¿Qué sucede con el paso del tiempo que todo lo que se usa se gasta? No lo sé. Me gusta cómo escribes y cómo de repente en el relato aparecen palabras que parecen escritas en mayúsculas porque son diferentes de lo que se espera. Te leí por primera vez en el blog de Muñoz Molina; te sigo desde ahora.

    • Muchas gracias, Josetxu. Soy poco sistemática a la hora de alimentar mi blog. Comenzó siendo de comunicación, pasé por algunos instantes reivindicativos y de protesta y estos últimos me los he dedicado a mí misma y a lo que me gusta: escribir. Es lo tiene el paso del tiempo. Que todo lo desgasta, lo cambia y lo transforma. Pero qué bueno dejarse llevar 🙂

      Por cierto. Yo también te leo desde entonces.

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