Hombres

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Hombres

Conocí hombres que me leyeron relatos
en la misma almohada donde descansaban mis sueños.
Deletreaban en silencio mi nombre
arrastrando las sílabas
borrachos,
despacio,
dibujándome con sus palabras mientras modelaban mi cuerpo con apenas un aliento.

Otros me susurraron al oído un viento lozano,
mientras plegaban las tablas de mi falda
arrugada
sumergiendo la mano que naufragaría
fiera y hambrienta.
Esos dedos que desvirgaron mis ilusiones construidas con hilos de seda
con las que tejí la malla que amortiguara caídas venideras.

Porque también encontré hombres que me empujaron al vacío.
Sin un titubeo. Con una sonrisa.
Hombres que te exprimen de deseo mientras te desplomas contra el suelo.
No sirvió de nada la telaraña que tejí con dedos ajenos.
Porque volverías
a lanzarte del brazo de su vértigo
para volar.

Hombres que nunca se fueron
porque jamás estuvieron.
Aunque regresen de tanto en tanto.
Que viven agazapados en tu estómago
cambiándote para siempre.

También bebí de hombres que me prometieron la eternidad de los muertos,
frígida
ruinosa
maldita.
Dejándome flores una vez al año.
Flores secas y marchitas de tanto gritar su nombre.

Acaricié locuras de hombres cuerdos
por las que perdí el juicio.
Y existencias que quise convertir en demencias.

Soñé hombres con mirada de lunes y lengua de sábado noche.
De los que huí cuando me prometieron amor eterno
en la única noche de bodas posible
con sombras rojas.

¿Por qué habrá hombres que no aprendieron a llorar
y  fueron lamiendo sus desgarros?
Vomitan ahora sucios jirones en vientres de madres,
hermanas,
amantes,
floreros.

Hoy he liberado a todos los hombrecillos
cargados a mi espalda.
Brazos livianos.
Ellos caen al agua y nadan en el barro turbio de mi bañera
como en un océano de abandonos
mientras espero el naufragio definitivo de todas las vidas.

Pero ya no escucho sus lamentos
sumergida mi cabeza en este baile desolado.

Xenia García

photo credit: *Aramka* via photopin cc

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2 comentarios

  1. Para los que somos hombres es curioso como a veces sois las mujeres las que hacéis de espejo y como es con vuestra mirada, sea más clara o más turbia como nos conocemos mejor.

    Qué poesía más valiente!!

    • Toda escritura es, en cierta forma, un acto de valentía 🙂 Estoy aprendiendo a perder poco a poco el sentido del ridículo.

      Sin duda parte importante de lo que somos es cómo los otros nos miran. Y nosotras miramos mucho 🙂

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