Mudas

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Hay cambios de armarios que duelen más que otros.

El trajín de las cajas de plástico por altillos y trasteros. El olor a polvo disuelto en naftalina. Desenterrar lo olvidado y mudar la piel por otra más pálida y amarillenta. Por otra más vieja. Más trasnochada y deslucida.

Hay cambios de armarios más dolorosos que otros. Como el desempolvar aquel vestido ajustado con el que celebraste tu conquista y comprobar que ya no se ciñe como una segunda piel. Y constatar -desnuda frente al espejo – que la llegada del otoño nos arrebató también el sentido de aquella efemérides.

Contra todo pronóstico, también he vivido cambios de estaciones en los que olvido el aspecto de la piel mudada, y me recreo en los pequeños tesoros que encuentro en los bolsillos. Los restos de un billete de metro de aquella intensa escapada a Madrid las pasadas navidades, una pegatina de las que atesora mi hijo en los rincones ajenos, un diminuto lápiz de Ikea.

Con la llegada de las primeros vestigios del frío en los cristales, desempolvo las zozobras del paso del tiempo en prendas de cuello vuelto. Me digo que no importa. Que la vida pasa y se sucede entre cambio y cambio de armario. Mientras desmantelamos sin percatarnos los minutos vividos en una estación para poder enterrarlos y así abrazar a la siguiente.

 Apilo los restos de este verano en ataúdes cristalinos. El sí quiero vestido a nuestra manera. El desconcertante Berlín. Madrid en su esplendor. Los baños en el agua cristalina del Valle del Jerte. La pretendida plácida siesta a orillas del Tormes.

Mientras pliego trajes, biquinis, pantalones cortos y tops trasnochados, atesoro los rehenes del estío para que cuando llegue el próximo, sus arrugas y dobleces puedan contarme lo vivido. Que ha sido mucho.

 Mudas

@XeniaGD

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2 comentarios

  1. Hola Xenia. Para mí, el valor de los textos, muchas veces, es el poder de sugestión que tienen (como los olores, como la música). Me gusta cuando la lectura me hace recordar sensaciones similares a lo que están en lo que leo, por eso, me gusta esta entrada.
    Por cierto, ¿de nuevo el paso del tiempo?

    • Cierto, cierto 🙂 Lo mismo tengo que hacérmelo mirar. Aunque esta vez, el paso del tiempo no es tan desalentador como en el relato anterior. Sino una llamada a no olvidar lo vivido y a disfrutar del presente.

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