Pretendes permanecer perdido en la distancia,
disipado en un mundo ajeno sin contornos posibles,
sin límites,
volátil.
Entonces lanzo mis dedos y no consigo alcanzarte.
Desgarro el vacío sin alivio,
sin pausa,
sin convicción.
Los sentidos son entonces nuestra distancia. Y el lenguaje su cárcel.
Por eso ya no te miro.
Vivo de tu metáfora recreándome en...