A veces parece que tenemos elección. Coges una papeleta. La doblas una, dos, tres veces. La quieres meter en la urna. Ese es ahora tu mayor deseo, pero se trata de una caja de arena con esquinas azules.
El viento de levante comienza su tarea. Sacudes la cabeza. Te acomodas en el sofá. Tuiteas.
A veces parece que tenemos elección. Aunque quizás mañana.
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