Bienvenido a la página de Xenia García
Bienvenidas a mi rincón digital. Si navegas por él, encontrarás esquinas variadas: algunas de ellas enterradas por el polvo, otras soleadas. Únicamente escribo cuando siento que tengo algo que decir, así que te invito a deambular por mi casa sin brújula en mano.
Mis publicaciones
Kudryavka
(Alianza, 2023)
Kudryavka es una niña de doce años en el cuerpo de una mujer de cuarenta. Ambas narran la historia en presente, el tiempo de las heridas abiertas y sangrantes. Es la historia de un amor tembloroso, de un duelo corrupto y patológico, pero también es la historia del Hombre, del Hijo y de la Niña.
Cárceles de azúcar
(Eolas, 2022)
Estas cárceles son lugares pantanosos donde se reproduce la violencia e inseguridad en los seres humanos. Espacios de encierro donde dejamos de querernos, sin importar de qué material estén construidos sus barrotes ni la distancia que haya entre ellos: el feminismo, la pareja, la masculinidad, la familia, la precariedad laboral, la amistad, la adolescencia, el desarraigo, el cuerpo, el sexo. La vida.
El trigo que cae
(Talentura, 2017)
¿Qué hacer para que un grano de trigo caiga en la tierra y no muera? ¿Qué hacer para que no quede infecundo? ¿Por qué hay relaciones que florecen y otras que apenas brotan? A los personajes de los veinte relatos que componen El trigo que cae, a veces, les crecen raíces y se agarran a la tierra. Otras, continúan deambulando en busca de respuestas —y quién no— porque desconocen lo que sembraron.
Últimas entradas en mi blog
Y el pelo, recogido
Vengo a hablarles de Blanca. Siempre me sedujeron las voces menos privilegiadas que susurran y[…]
Solo es nuestro lo que perdimos
Hace unas semanas, deambulando por el centro, vi a una pareja caminando de la mano.[…]
El trigo que cae
Booktrailer
¿Qué hacer para que un grano de trigo caiga en la tierra y no muera? ¿Qué hacer para que no quede infecundo? ¿Por qué hay relaciones que florecen y otras que apenas brotan? A los personajes de los veinte relatos que componen El trigo que cae, a veces, les crecen raíces y se agarran a la tierra. Otras, continúan deambulando en busca de respuestas —y quién no— porque desconocen lo que sembraron.