Quizás nos quede tiempo para pasear de la mano bajo tormentas primaverales.
Y podamos correr desnudos con el único abrigo de un sol enjabonado con anhelos.
Es posible que aún nos queden años para agradecer el auxilio recibido; el hombro cedido en plena tormenta de agravios. Tiempo para plantar ese árbol que nos alimentará de sombras frescas cuando la tierra baldía nos ofrezca el...