La mujer que iba en el coche a mi lado vomitaba corazones rosados todas las noches.
Lo hacía en silencio y de rodillas, mientras su príncipe dormía plácidamente. Últimamente escupía también pelis lacrimosas y promesas lamiosas susurradas al oído.
Esta noche, me cuenta, ha sido diferente. Entre corazones de algodón ha dado la penúltima arcada. La última ha sido en mi tartana, tiñendo de un azul viscoso toda la tapicería.
Acelera, coño, carraspea.
Y ya no escuchamos resoplidos en el asiento trasero. Tan sólo un último resuello aturquesado.
photo credit: kevin dooley via photopin cc
No hay aún comentarios