Animales extintos

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A Esperanza, con cariño y admiración

El abuelo nos habla del Leopardo nublado de Fornosa, con su mirada penetrante; de la Tortuga gigante de Pinta y su caminar parsimonioso; de la Panthera gombaszoegensis que se paseó por los bosques hace dos millones de años. Lo hace mientras prepara la cena en la pequeña trastienda de lo que en otra vida fue su negocio y que conserva para nosotros como un mausoleo desde que la abuela murió: intacta y cálida.

Continúa batiendo un huevo mientras relata las aventuras de cronopios y de famas. ¡Ay, los famas! Y se le pierde la mirada en la tempestad espumosa del bol.

Nosotros lo observamos sin saber si decantarnos por la admiración o la desconfianza. ¿Qué es Fornosa? ¿Y los tales cronopios y famas? ¿Cómo es posible que una pantera tenga ese nombre? Nunca los vimos. Nunca los tocamos. Y sobre todo, abuelo, ¿dónde has aprendido todo eso? Aquí mismo, nos dice su sonrisa señalando la puerta: en la librería de la abuela.

Es entonces cuando nos viene la certeza de que nos miente. ¿Para qué iban a existir esos animales de los que nadie habla? Y por encima de todo ¿qué demonios será eso de una librería?

(Mi aportación al Concurso de Microrrelatos del Gusanito Lector 2018 con motivo del Día de las Librerías)

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