Posted by
Xenia García on Abr 8, 2018 in
Reflexiones |
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Él me enseñó que se puede ser feliz con un bollo. Hace ya diez años. Antes de eso, cuando era un grano en mi barriga, me pateaba si yo olía comida. Cuando me sentaba a comer, yo siempre tan comedida, tan moderada en la mesa, era capaz de morder si alguien osaba meter su mano en mi plato. O si el camarero tardaba mucho en servirla. O si alguien me interrumpía. Poseída. Estaba...